Mi granito de arena

Será que ya estoy cansado de vivir esperando a la suerte, que he decidido defecarla en la cabeza para que tenga mi marca "imborrable" muy presente a partir de ahora.

Señorita Fortuna:
No sé si me conocerá, lo cierto es que yo no tengo el "gusto" de conocerla a usted. Ya la he mandado varias cartas como ésta, esperando que me contestara a una sola de mis peticiones de ayuda; pues bien, como usted ya sabrá, no sólo me ha ignorado, sino que ha decidido limpiarse el ojal con mis malcriados y egoistas párrafos. Pues ya estoy cansado; estoy hasta los mismos genitales de vivir esperando que me brinde una de sus malditas copas de cristal barato a prueba de dedos morcillones, o que me provea de uno de sus cojines adelgazantes para culos inquietos. Ya no quiero nada de eso, es más, ya no la quiero a usted. Lo que la pedía era sencillo, tan sólo un poco de compasión extrasensorial y algo de vaselina para el día a día en el que se empeña en introducirme el dedo por el recto. Estoy cansado de levantarme todos los días y ver la expresión de asco y superioridad a niños malcriados, rubias de grandes pechos y cerebros en busca y captura, personajes que por llevar un pirsing en la boca creen haberle cambiado el papel por el de su culo "con licencia para soltar mierda", y toda una amplia colección de niños de papá envueltos en camisas de marca y zapatos de abuelo, de esos que llevan borlas colgando a modo de testículos adicionales, quizá por la incipiente falta de masculinidad en sus personas. Estoy cansado de una carrera desmoralizante, de unos profesores que hacen lo posible por verte volver a tu casa con un "no quiero estudiar más" entre las piernas y un pene en la boca, de un ritmo de vida que no te deja sentarte un maldito minuto a contemplar cómo el reloj avanza hacia la hora que tienes que volver a salir; y, por si esto fuera poco, a llegar al viernes con dos malditos euros en el bolsillo, y que te cobren 7 por una hamburguesa llena de grasa, carne de rata picada, sudor de anónimo y ketchup, mucho ketchup. Pero si hay algo que me introduzca el palo en la cavidad anal, es que el mundo se dedique a hacerle la vida imposible a la gente a la que quiero; no, señora no, si van a joder a alguien aquí, que me jodan a mi.
Esta vez me va usted a oir a mi porque ya estoy cansado. No quiero sus "favores", no quiero sus "quizá", no quiero sus "puede" no quiero sus "seguro" y no quiero sus "ya verás como no". Dediquese a colmar de alabanzas y caprichos a quien no los necesita, y a darle felicidad a quien se rie de las desgracias ajenas. Ya no la voy a esperar más señora Fortuna, coja su maldito polvo de hadas y métaselo por el culo.

¿Ahora entendeis por qué este blog se llama Infamia?