Tu rueda nunca dejará de girar


Los amigos no se van; los amigos permanecen para siempre. Nos acompañan aun cuando han partido hacia una vida mejor, porque forman parte de nosotros. Porque en nosotros queda cada uno de los segundos que pasamos con ellos, cada gesto, cada palabra.

Hoy tú, Piticli (mi hamster), te has ido para no regresar; hoy tú, Piticli, has decidido quedarte conmigo para siempre. Por todos aquellos momentos que pasé observándote correr en tu rueda; por todas las noches que te fastidié haciéndote correr por tu jaula; por todos aquellos mordiscos que me pegaste en el dedo, y los improperios cariñosos que te dedique... capullo; por cuando te tuve que llevar al veterinario y te cagabas en la mano de la chica que te atendía; por cuando te escapabas de tu jaula (que aún no entiendo cómo te escurrías entre los barrotes) y me hacías levantarme en mitad de la noche a buscarte por toda la casa...; por cuando símplemente te quedabas quieto delante de mí, y me observabas con tus grandes ojos negros.
Por todo lo que tú y yo hemos pasado, y lo mucho que de tí he aprendido, tu recuerdo quedará para siempre en mí.

Dicen, que al igual que los perros, todos los hamsters van al cielo; pero tú, hermano... tú para mí no morirás jamás.



Hoy, Piticli, vivirás eternamente.