Dopoulismo


Este puente he cruzado de una orilla a otra la enorme laguna mental que me viene desbordando desde hace meses, y he sacado conclusiones personales y trascententales que no citaré en este blog. En su lugar, y en relación a estas conclusiones, os comentaré el tema del que trata este post con una introducción breve y concisa.

No creo en el karma; y os preguntareis por qué. Para los que desconozcais lo que es el karma, la Wikipedia os podrá ilustrar diciéndoos que es algo así como una energía mística, que se interpreta como una ley cósmica de retribución o de causa y efecto. ¿Qué quiere decir esto? que la suerte o el devenir de las personas está condicionado por su karma, generado por el grado de bondad o maldad de sus acciones. Si haces cosas malas al universo y a tu prójimo, el karma te devolverá toda esa energía negativa en forma de mala suerte; por el contrario, si buscas la felicidad ajena en acciones desinteresadas, el karma te retribuirá dicha y fortuna.
Pues bien, queridos lectores, he de confesaros que ya no creo en el karma. No creo que haya ninguna energía divina o mística que haga que le pasen cosas buenas a la gente buena y cosas malas a la gente mala. El equilibrio no existe; da igual lo que hagas o cómo te portes con los demás; el sino es completamente imprevisible ya seas un mártir o el mayor hijo de puta de Wall Street. De hecho si nos fijamos un poco los mártires acaban lapidados y los hijos de puta de Wall Street forrados de pasta.

Hace tiempo que me gustó la idea del karma, me llamó la atención la tradición budista e hinduista y tuve la creencia de que intentando hacer las cosas bien, todo iría como es correcto. En este puente he podido cerciorarme de que las cosas llevan el camino que le sale de los cojones, y que da igual si ayudas a la viejecita a cruzar la calle o le robas el bolso; el mundo te devolverá una sonrisa cuando le apetezca y un dedo en el recto cuando menos lo esperes. Como yo me declaraba agnóstico en cuanto al cristianismo y ahora la religión budista ya no me vale, he pasado un rato buscando religiones por el mundo que pudieran ajustarse a mi modo de entender el universo y la fuerza mística anal. Mi empresa ha sido un fracaso rotundo, por lo que al no encontrar ninguna religión que se adecúe a mí, he decidido crear la mía propia y predicar mi propia doctrina.


Sin más preámbulos, os presento el Dopoulismo:

El Dopoulismo es una religión no teísta, es decir, que no admite ninguna divinidad ulterior, y que basa la mayor parte de su doctrina en un devenir caótico de los acontecimientos en la vida de las personas.
La existencia contiene e implica en sí misma el principio fundamental de libre albedrío y no existe ninguna clase de declinación ni condicionamiento arraigado en hechos concretos por los que dichos acontecimientos de la vida deban sucederse de una determinada manera. La consecución de intereses y metas a nivel personal sólo se verá afectada por la fé individual depositada en el logro de dichas acciones, decantando ínfimamente el devenir a su favor, pero estando en todo momento supeditado al azar sea cual sea el grado e intensidad de la fé depositada en éstas.

En el Dopoulismo no existe ninguna clase de institución o jerarquía dentro de los adeptos de esta religión; no existen oraciones, ningún tipo de credo, mandamientos o cualquier tipo de acción concreta que pueda inducir ningún cambio en el creyente. El Dopoulismo no imparte ningún modelo de actuación para consecución de la felicidad; ni siquiera establece que la felicidad sea la máxima de toda acción; tan sólo esclarece que no existe ninguna correlación entre la moralidad de la conducta o el tipo de comportamiento, que lleve asociado un efecto no arbitrario en el devenir.

Uno de los puntos más importantes del Dopoulismo es el modelo de relación entre la realidad global concreta y la personal por el individuo. El hombre posee 6 sentidos al igual que en el jainismo: vista, oído, olfato, gusto, tacto y pensamiento, y cualquier información captada por estos sentidos (sea el que sea) provoca un sentimiento real, lo que revela la coimplicación entre realidad y pensamiento. Todo es real en base a la creencia de ello, y en caso de ser una equivocación, pasa a ser una realidad de segundo plano, efímera y vanal pero real al fin y al cabo durante un espacio de tiempo. Si aceptamos este dogma, podemos deducir de él el principio de fé y consecución arriba expuesto.



Este es el primer esbozo de mi religión personal, que iré completando poco a poco, y que niega completamente (como yo) la existencia del karma y su influencia, por lo que encaja con mi forma de ver el mundo. Y es que cuando no hay nada que encaje contigo, lo mejor es crearlo tú mismo.

Como este es un post largo y estareis cansados, tan sólo me queda daros las gracias por haberme leído y citaros para terminar una frase proveniente de la Biblia, nuevo testamento, libro de los Efesios, capítulo 4 versículo 14:

"Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error"



Amor fati.