Duerme

No me gusta acostarme por las noches; ni levantarme por las mañanas.

No quiero que amanezca, no quiero que el mundo siga girando. No quiero volver a repetir mis vacios días; a llenarlos de tareas nuevas y olvidadas por la edad, de aspiraciones lejanas y cercanamente inesperadas, de sentimientos hiperactivos y vagos, de preguntas sin respuesta, y de respuestas sin pregunta.
Me quedaré aquí para siempre; en ese lugar donde duermen los mismos sueños, donde todo se apaga porque no es hora de encender nada, donde nada permanece encendido y donde el interruptor no funciona porque han cortado la luz.
Es hora de dormir, pero no quiero; hoy me quedaré aquí, a oscuras; y espero que nadie encienda la luz porque tengo las gafas en el bolsillo. Ni quiero ver, ni lo necesito; hoy he decidido desenroscar la bombilla. Estaré aquí hasta que no pueda más, hasta que el sueño me venza. Soñaré que estoy despierto, y que no me quiero acostar. Soñaré que duermo y duermo y que no despertaré jamás. Soñaré hasta que despierte.
Entonces abro los ojos; todo está borroso, y aunque hay luz no veo nada. Busco mis gafas pero no las encuentro, y no hago más que oir el sonido del despertador.
Sabía que me iban a despertar hoy, por eso te lo advertí: no debí haberme acostado.