Este también lo tiro por el retrete

He de reconocer que desde hace unos días estoy poco inspirado; no sé, no le veo ritmo al blog, y me fastidia. Estos post son de alguna forma el reflejo de mí mismo y, últimamente, son escasos, vacíos.
Seamos sinceros: me marchito. Me marchito cual florecilla silvestre en mitad del árido desierto de mi aburrida vida.

En el terreno laboral estoy en letargo; tengo importantes exámenes pellizcándome el culo y guiñandome el ojo con un gesto mezcla de depravación y mezquinidad contenida. Y no hago nada por solucionarlo; me he acostumbrado a mi fácil posición de contemplador de mi propia vida laboral, mientras las asignaturas se me agrupan en fardos colgantes oscilando dentro del pozo en el que acabaré viéndome hundido.
En cuando a mi salud, quizá la mejor expresión para definirla, sea "jodidilla". Estoy hasta el culo ya de la puñetera lluvia y el frío que parece asolar la península cuando menos te lo esperas. Mi garganta se resiente, y los mocos parecen apoderarse de mi persona y chuparme el cerebro. No hace falta resaltar que no es una posición agradable ni para mi, ni para los que me rodean.
En cuanto a mi vida personal, digamos que la audiencia no acompañó a la nueva programación de la cadena, y decidimos retirar el nuevo programa de antena para emitir una maravillosa colección de documentales a tope de educativos. Una retirada a tiempo es una victoria pero, eso sí, las ganas que tenía antes de moverme no son iguales que la pereza que ahora me inunda.

Y esto es todo, de donde no hay no se puede sacar, y de donde no se puede sacar sólo hay vacío... ¿o no?