Problema existencial: conclusión

Pues debatiéndome yo entre la verdad y la mentira, resultó que la solución consistía en una especie de híbrido de ambos. Hablé con mi madre, mucho más comprensiva que mi padre, y ella me dijo que fuera, pero que a él le dijera que estaba en las fiestas de aquí. De esta forma, mi madre sabría dónde estaba, por si pasaba algo, y a mi padre no se le nublaría el cerebro con "los peligros de la capital". Así que, al final, no conseguí que mi padre me dejara por mí mismo, pero no tuve que mentir y escaparme a hurtadillas, por la comprensividad de mi madre. Mentí, sí; pero fue sólo media mentira.
Estuve en el cumpleaños, me lo pasé mu requetebien y, a la hora de volverme, me acompañó un amigo de aquí, de esos que hacen de "oráculo" cuando les pides echar un vistazo al futuro (te debo una, perro).
Descubrí la línea de autobuses nocturnos L6, hasta ahora desconocida para mí, cogí el último buho de P.Pio, y llegué a mi casa a las 6 de la mañana mientras todos dormían.

Lo bueno de los problemas, existenciales o no, es que una vez resuelto uno, siempre que te cruces con otro que se le parezca, podrás usarlo de ejemplo. Y pa mí, que éste me va a ser muy útil a partir de ahora...