La junta' la culata

Y entre tanto hoy ha sido un día aburrido, vacío y, como viene siendo ya habitual, soporífero debido a mis inhóspitas clases de este nuevo curso que se las prometía muy felices y tiene pinta de ser peor que el anterior si cabe, rodeado de psicópatas, amigos encabronados, y tareas tediosas.

Pues he me aquí, una noche más, sentado en la puta silla que fue mi regalo de reyes de hace dos años; y pensar que cuando abrí la caja me decepcioné por su contenido... cuánto bien hace esta silla a mi culo, y cuántas horas de ensimismamiento virtual me regala, a cambio de malgastar cada segundo de mi corta vida delante de la puta pantalla de este ordenador. La verdad, (ya sabéis que yo no miento nunca desde que dejé de oler pegamento...) es que hoy me siento como si me hubiera montado en ese precioso coche que no tengo, para ir a mi maravilloso mundo de la piruleta que no existe (lo del pegamento es cierto, lo juro, lo dejé), y hubiera descubierto que el coche no arranca. Entonces en vez de darme por vencido y volver a mi casa con las croquetas calientes precocinadas de la cena (croquetas sin pegamento), siento como si me hubiera quedado dentro del coche girando la llave una y otra vez, como si de un bucle se tratara, con un gesto mezcla de estupefacción y estupidez concentradas, atónito ante tal desgracia que mi mente fuese incapaz de entender.

No creáis que me da vergüenza reconocerlo, que no, pues desde aquí quiero decirle a toda la blogosfera que hoy... hoy me siento estúpido. No estúpido de que haga cosas mal, sino estúpido de lerdo, de palurdo; lerdo de toli, de tarambanas, de torrija, de pintamoñas, de chupacabras; lerdo de agilipollao, y de gilipollas. Lo más productivo que he hecho hoy es cambiar a mi hamster, y mi momento de mayor satisfacción personal he debido experimentarlo en alguna de las veces que he ido a mear, al suplir con éxito mis necesidades vitales de supervivencia.

En momentos como éste daría medio culo por un frasquito de cloroformo, la mejor manera de perder la consciencia eficazmente y avanzar en el tiempo hasta un mañana mejor o, por lo menos, en el que sea capaz de utilizar hasta el 2% de mi capacidad cerebral.
Ojalá pudiera acostarme y dormir instantáneamente; así no pasaría horas imaginando que giro la llave una y otra vez sin entender, muy a mi pesar, por qué demonios el coche que, siendo tan caro, no arranca.

Coño... otra vez la junta la culata...