¿Y para qué quieres un disfraz, si con esa cara ya asustas a los muertos?
Si es que a lo mejor tú no te das cuénta, pero para lo paranormal es injusto que salgas en halloween; que eclipsas a las brujas, los zombis y los chupasangre esos de películas baratas para quinceañeras. Espero que, al menos, en vez de dejar ver tu horrible tez en algún restaurante de medio pelo escasa y agradecídamente mal iluminado por velitas de pega, seas consecuente con el mundo que te rodea, y te quedes a cenar en casa tu habitual cubo de cabezas de pescado. Que vale que por un día pases desapercibido, pero no todos los días son fiesta. Que el sol sale, y a mí cada vez que te veo a la luz del día me da la sensación de que se te va a derretir la cara; y ya estoy harto de salir con un cubo por si te disuelves por el camino.
Yo creo que este halloween deberías disfrazarte de fantasma; caracterizado ya estás, y a mí sinceramente que la idea de echarte una sábana por la cabeza y que sólo se te vean los ojos, me atrae más que un apartamento en Marina d'or..., ese al que no podrías venir, que la última vez que fuiste a la playa y te metiste en el mar, de la roña que empezaste a soltar el gobierno tuvo que reactivar el plan de limpieza del chapapote.
Si es que en este mundo no se puede dar tanto miedo, que por asustar, asustas hasta a la muerte, y ya son 25 conductores de camiones cisterna a los que hemos untado para que te atropellen en repetidas ocasiones, y sales de allí fresco y feliz como un pajarillo.
Así que ya lo sabes; halloween, sí, pero con tranquilidad, que los muertos vivientes tienen derecho a pululular una noche al menos a su libre albedrío, antes de sufrir otra horrible defunción por la visión de tu careto.
Waka, waka, mole, mole; porque esto es África.