Tan sólo he vuelto para saber si podía esperar de tí todas aquellas sonrisas que aún nos quedan pendientes; cada una de nuestras aburridas clases con ecuaciones de estabilidad helicoidal inestablemente dinamico-estabilizantes; un sinfín de pasos de baile más típicos de un desfile militar que de una academia de regustillo sabrosón; tropecientas mil noches de caminatas por un perdido Madrid en el que sólo tú conoces el rumbo que debe tomar el barco; discotequeras fiestas guatequiles a lo más puro "fiebre del sábado noche", afropelucas incluídas; y, por supuesto, una cena copiosa para individuos porcinos como yo... porque aún recuerdo la voz del puesto de información de los autobuses.
¿Qué me dices ahora, serás tú capaz... de seguir mi mundo?