Cartas desde el Inframundo (III)

¿Has visto el cielo de esta noche? Está plagado de nubes.

De un momento a otro comenzará a llover.
Caminaremos descalzos sobre la acera, mientras la lluvia moja nuestros pies.
Entonces dejaremos que el agua nos recorra la piel. Nos dejaremos empapar el uno al otro.
Nuestras manos se unirán entrelazando sus dedos. Firmes. Enraizados en el otro cuerpo.
Volverás tu cabeza hacia mí, y las gotas de lluvia resbalarán por tu rostro.
Me abrazarás.
Me abrazarás mientras la lluvia cae a plomo a nuestro alrededor.
Me abrazarás.

No cesará de llover.
Se nos sumergirán los pies en la riada.
El caudal seguirá subiendo y subiendo. Nos cubrirá la cintura y poco más tarde el pecho.
Nos cubrirá por completo hasta encontrarnos sumergidos en él.
No podremos respirar bajo las aguas.

Mientras continuará lloviendo. Y la altura de la riada seguirá aumentando.
Lloverá tanto que la lluvia alcanzará las nubes, y todo lo que conocemos se habrá inundado.
Todo se ahogará en las profundidades del océano.
No podremos respirar bajo las aguas.
Pero nuestros dedos continuarán entrelazados.


No te sueltes de mi mano. Quizá mañana no vuelva a amanecer.


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