Unos días estás feliz, otros hecho una mierda. El mundo es una puta engañifa. La felicidad solo es un estado alterado de la indiferencia, una etapa transitoria de enajenación mental imposible de extenderse en el tiempo lo suficiente como para poseer una imagen persistente. Lo normal es que te sientas insatisfecho. Mañana, tarde y noche de búsqueda de algo eternamente alentador. Pero todo es una puñetera mentira, nada se cumple. Y como nada es real, sólo nos queda obviar aquello que nos molesta o jode la vida: el resto del mundo.
"Mi habitación está llena de insectos, por todas partes. Enormes bichos negros como las tinieblas. Aparecen por cientos desde cualquier lugar y se desplazan corriendo hacia mí. Intentan treparme, llegar a mi piel. Una vez que lo han conseguido, me clavan sus afilados aguijones y succionan mi sangre, a la vez que depositan en mí su infecto veneno.Trato de gritar, pero nadie puede oírme. Mi voz es muda a los oídos del resto, porque yo ya no recuerdo siquiera mi propia lengua."