Relatos de antes del fin del mundo #1

Érase una vez un niño que ansiaba la llegada del invierno. Cada mañana al despertar saltaba de su cama y corría hacia la ventana esperando ver la nieve cubrir de blanco su pequeño pueblo. Se vestía con ropa de abrigo, gorro, guantes y bufanda, y bajaba a la calle preparado para el frío. Pero según avanzaba el día, las nubes de la mañana se marchaban y el sol se colaba por los callejones más recónditos. Entonces el chico volvía a casa desanimado y preguntándose por qué demonios el invierno no querría visitarle.

Pasaron cientos de días en que se repitió la misma situación una y otra vez hasta que un día simplemente perdió la fe y decidió salir a calle sin abrigo. Ese día la helada le sorprendió, y antes de que pudiera saber qué estaba ocurriendo, su pequeño corazón quedó congelado.

Permaneció petrificado como una estatua de hielo durante toda la estación invernal, hasta que ésta se marchó y su corazón volvió a latir de nuevo. Despertó a tiempo para ver la escarcha fundirse de los jardines que le rodeaban. Entonces, totalmente ajeno a haber estado dormido durante meses, creyó que por fin el invierno había acudido a visitarle, por lo que corrió a casa por su ropa de abrigo.
Cuando volvió a bajar el frío se había marchado una vez más. Nunca supo que el verdadero invierno había pasado, por lo que siguió vistiéndose con su ropa de abrigo y aguardando la nieve tras su ventana.
Hasta que, muchos meses más tarde, volvió a perder la fe.




"A fin de cuentas el amor es tan sólo un juego, no deberíamos tomárnoslo demasiado en serio".