¿Repetimos?

Qué bonita es la época de examenes... sobre todo cuando pilla lejos.

Se acaba lo "bueno", tenemos el palito preparado para tu cavidad anal, y lo más apropiado para tu integridad rectal es que empieces a hincar los codos (o las rodillas, lo que prefieras) cuanto antes. Atrás quedaron esos bonitos días de inactividad mental; mañanas y tardes dedicadas al ocio y a la sociabilidad, conceptos que ahora suenan lejanos y olvidados. Es el momento de empezar a currar y mentalizarse para un mes y medio de "emociones fuertes": altas dosis de aburrimiento, grandes bocanadas de estrés, y largos períodos de una más que inevitable enajenación mental transitoria, producida por persistentes pesadillas sobre el fracaso y la muerte por sanguijuelas.

La vida no es tan bonita como nos la pintan, todos lo sabemos, pero tenemos que hacer todo lo que esté en nuestra mano para que aparente ser la menos fea del local. Un poco de maquillaje pa su culo, una peluca pa su cara, y habiéndole quitado las legañas seguro que parece hasta la más mona de todo el bar.

Pues aquí estoy yo hoy, exponiéndole al mundo entero mis buenas intenciones: voy a estudiar, voy a trabajar, y me voy a dejar el culo para que todo vaya como tiene que ir.
Y lo que tenga que ser, que sea... pero al menos nadie podrá decir que no lo he intentado, que no me he plantado delante de los exámenes como un machote o, como se suele decir en mi barrio, con dos cojones.