Cartas desde el Inframundo II


-¿Cuántos ojos tienes?

-Demasiados, a cada palmo de oscuridad; el número suficiente como para plantearme el haber caído en la ceguera.
-Si tantos ojos posees, entonces deberías ser capaz de ver incluso mis propios pensamientos, ¿no crees?
-No puedo ver nada en ti.
-Quizá no sean los ojos lo que debas usar.

-¿Cuántos oídos tienes?
-Uno a cada paso, desplazándose con el viento. Oigo, pero no soy capaz de escuchar.
-¿Si tu oído levita con cada pulso, deberías poder distinguir cada una de mis palabras.
-No consigo entenderte.
-Quizá no sea con tus oídos con lo que debas escuchar.

-¿Sientes mi piel?
-...
-¿Tienes miedo? Siénteme


Llueve.
Y tú caes con cada una de las gotas de lluvia. Sobre mí.
Resbalas por cada suspiro de mi cuerpo. A cada palmo de mi piel. Como una caricia.
Me recorres. Me envuelves. Me impregnas. Me sumerges. Me acoges. En ti.

Pero tengo frío aquí fuera.
Y tiemblo.

Puedo ver cada gota de lluvia. Puedo escuchar cada golpe de cada lágrima.
Y guardo silencio.

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