El pequeño "Timi"



temptation pt 1 by L.A. Noire on Grooveshark

          Hoy tuve un sueño estando despierto, en el cual yo era como un ratoncillo chiquitín llamado Timotei (como el champú), de estos típicos de los dibujos animados, que corría y corría por cañerías sombrías del suburbano. Iba vestido con un chaleco de cuadros, donde guardaba un reloj de bolsillo. Estas cañerías estaban iluminadas ténuemente por la luz de una luna llena, que filtrárase de forma sutil por las rendijas del alcantarillado. Yo, con mis piececitos diminutos y mi culete respingón, corría con presteza como si algo viniese persiguiéndome. Debía cruzar lo más rápido posible aquel peligroso lugar, cuanto más permaneciera allí, más posibilidad tendría de ser cazado. De pronto, al girar una esquina, me encontré en un basto recinto, donde confluían aguas residuales de distintos canales de la zona. Dos gatos se encontraban pasmando en mitad del lugar, con sus afiladas garras metidas en el agua, esperando capturar algún inesperado botín residual.
          Debía ser silencioso. Cualquier movimiento en falso demasiado evidente podría llamar la atención de los dos felinos, lo que supondría con toda seguridad mi fin. Fui amortiguando el sonido de mis patitas avanzando lentamente y de puntillas por uno de los laterales de la sala. Los gatos le propinaban violentos zarpazos a la corriente, salpicando por todas partes, mientras se bufaban el uno al otro. Yo caminaba con avidez, y me veía ya a salvo habiendo cruzado aquella encrucijada cuando mi reloj de bolsillo comenzó a chillar con fuerza. "AAAAAARRRGGGGG" gritaba con estridencia. Comencé a correr lo más deprisa que pude, mientras mi reloj saltaba del bolsillo del chaleco para colgar de su cadena. "¡¡¡Corre o nos atraparán!!!" gritaba el mecanismo. Se trataba de un reloj especial, y digo especial porque podía hablar, y de hecho lo difícil era que parase de hacerlo. Quizá si hubiera tenido que definirlo en una palabra, ésta habría sido "cargante", y no precisamente porque pesase de forma excesiva. El reloj no poseía ojos, orejas, ni nariz; tan sólo una boca que abierta dejaba entrever sus entresijos en forma de engranajes de metal. Ciego, pero no sordo, había escuchado a los gatos bufar y había estallado de miedo.
          Corrí lo más rápido que pude por las cañerías mientras ambos gatos, de colores negro y blanco respectivamente, me perseguían a toda velocidad. Cambié varias veces de dirección en el laberinto de canales subterráneos. Aprovechaba mi pequeña estatura para ocultarme entre las sombras y escabullirme de mis perseguidores, que si bien les resultaba más difícil correr por conductos pequeños, no les faltaba persistencia ni olfato en mi búsqueda. Pronto llegué a una rejilla de metal, la cual pensé sería mi salvación. Con el poco aliento ratonil que me quedaba crucé a más no poder el trecho que me separaba de la verja y salté, colándome por los huecos que formaban los cruces del hierro oxidado. Creí estar a salvo al otro lado, hasta que algo me sostuvo unido a la verja. Mi reloj se había enganchado en uno de los recovecos de la red de metal. Mientras éste gritaba, yo miraba atónico cómo los dos animales hambrientos se avalanzaban hacia mí.


          Desperté. Un hombre de raza negra, ataviado con un uniforme también negro bastante "peculiar" me miraba con desdén desde el otro lado de una máquina registradora. Una vez hube vuelto al mundo dije: "Una DobleWhooper Cheese Crispy Mackburguer Bacon Burguer (DWCCMBB), por favor".
Un par de minutos después encontrárame sentado a una mesa con una "peculiar" e insana hamburguesa en la mano, cuando al acercarla a mis fauces hambrientas una especie de grito estridente llamara mi atención.